Cómo el BJJ me enseñó a diseñar mejores experiencias digitales
Cuando empecé en Brazilian Jiu-Jitsu hace casi ya dos años, no imaginaba que el tatami acabaría siendo uno de mis mejores maestros de diseño. A primera vista parecen mundos separados: uno es un arte marcial de contacto, lleno de sudor, llaves y control corporal; el otro, un proceso creativo que vive entre pantallas, wireframes y flujos de usuario. Pero la realidad es que, cuanto más entreno, más claro tengo que los principios que me ayudan a sobrevivir en el tatami son los mismos que me permiten crear mejores experiencias digitales.
Este artículo es un intento de ordenar esas conexiones. No es un listado rápido de “7 cosas que aprendí del BJJ para el diseño” —aunque haya varios puntos concretos—, sino una reflexión más profunda sobre cómo disciplinas tan distintas se cruzan y se retroalimentan.
El contexto lo es todo
En BJJ, ninguna técnica funciona siempre. Una estrangulación que aplico a un compañero con menos peso no tiene la misma eficacia contra alguien de 100 kilos. Lo que parece sencillo en un drill puede ser imposible en un sparring real, donde el cansancio y la presión cambian las reglas del juego.
En diseño ocurre igual. Una interfaz que resulta brillante en un país puede ser incomprensible en otro. Una funcionalidad que en un prototipo funciona de maravilla puede volverse inútil en producción. El contexto no es un detalle: es la base de todo.
👉 En el tatami y en el diseño, el contexto redefine el éxito.
Iterar es sobrevivir
En el tatami, rara vez aplicas la técnica perfecta a la primera. Lo normal es probar, ajustar, fracasar y volver a intentarlo. Aprendes a no frustrarte: el error no es un obstáculo, es parte del proceso.
El diseño funciona igual. Ningún prototipo es perfecto. Las pruebas con usuarios revelan puntos ciegos que no habías visto. Y si no iteras, te quedas atrás.
👉 En ambos mundos, iterar es la única forma de avanzar.
Menos fuerza, más técnica
El error clásico de los principiantes en BJJ es intentar resolverlo todo con fuerza. Aprietas, tiras, empujas. Pero con el tiempo aprendes que la clave no es la fuerza bruta, sino la palanca. Usar lo mínimo para lograr lo máximo.
En diseño, el equivalente es añadir más pantallas, más botones, más opciones. Parece que cuanto más ofrezcas, mejor. Pero la realidad es la contraria: la complejidad es enemiga de la experiencia.
👉 La verdadera fuerza está en la simplicidad.
Aprender a perder para aprender a ganar
En el tatami, perder es inevitable. Te someten, te superan, te frustras. Pero cada derrota es una lección.
En diseño, un test de usabilidad fallido no es un fracaso. Es un regalo. Cuando un usuario se pierde en tu flujo, no está demostrando que tu trabajo es malo, sino que acaba de mostrarte el camino para mejorarlo.
👉 Perder rápido y barato es ganar a largo plazo.
El usuario como compañero de entrenamiento
Tu compañero de tatami no es tu enemigo. Incluso cuando te somete, lo hace para que aprendas.
Los usuarios en diseño cumplen la misma función. No están ahí para validar tu ego, sino para mostrarte dónde tu producto necesita ajustes.
👉 Ver al usuario como rival es un error. Es tu compañero de crecimiento.
La paciencia como arma secreta
En el tatami, la victoria no siempre llega por velocidad o agresividad. Muchas veces se gana esperando.
En diseño también: los productos digitales maduros necesitan tiempo. Tiempo para probar, para observar, para ajustar.
👉 La prisa es el enemigo de la técnica.
La conexión entre cuerpo y mente
El BJJ no es solo físico. Aprendes a controlar la respiración, a mantener la calma bajo presión, a pensar con claridad aunque tengas a alguien encima intentando estrangularte.
En diseño, la presión también está presente: deadlines, stakeholders, problemas técnicos. Si pierdes la calma, tomas malas decisiones.
👉 La calma bajo presión es la diferencia entre improvisar y diseñar.
El valor del feedback inmediato
El tatami te da feedback en tiempo real. Si tu técnica falla, tu compañero te somete en segundos.
En diseño, el feedback inmediato también es oro. Los prototipos y los tests te permiten ver rápido si algo funciona o no.
👉 La retroalimentación rápida es el camino más corto al aprendizaje profundo.
Humildad como motor de aprendizaje
En BJJ, siempre hay alguien mejor que tú. Siempre.
En diseño, igual. Siempre hay otra empresa, otro diseñador, otro producto que funciona mejor. Aceptar esa humildad no es resignación: es lo que te permite aprender constantemente.
👉 El ego bloquea. La humildad abre.
Disciplina por encima de motivación
Hay días en que no apetece entrenar. Y sin embargo vas, porque la disciplina pesa más que la motivación.
En diseño también: no siempre estás inspirado, pero la constancia en los procesos —research, pruebas, iteraciones— es lo que construye productos sólidos y consistentes.
👉 La disciplina es la verdadera gasolina.
Dos mundos, una misma lógica
El tatami me recuerda cada día que no se trata de coleccionar técnicas, sino de integrarlas, probarlas en contexto y aprender de cada error.
El BJJ y el diseño no son tan distintos. Ambos son disciplinas humanas, donde la clave está en adaptarse, en entender al otro y en simplificar lo complejo.
Si algo me ha enseñado este cruce de caminos es que los aprendizajes más valiosos no siempre vienen de tu área de especialización. A veces la mejor clase de diseño está a unos metros del tatami.
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